José bendito, flor de los varones,
que en gracia y vocación diste tu mano
con otra mano santa y virginal,
los dos así, por alguien convocados.
Dichoso tú, que diste a la más pura
el cálido vigor de tus abrazos,
tu amor irrevocable, tu ternura,
tu fuerza y corazón y tu trabajo.
Oh, tú, que recibías
lo que nadie en este mundo
tuvo entre sus manos,
la virgen de las vírgenes, María,
y el don del unigénito encarnado.
José, elegido, amable y luminoso,
sendero de creyentes esforzados,
silencio, adoración, rendido al Verbo,
espera y humildad, de amor callado.
José, honor y gozo de la Iglesia,
coloquio de Evangelio contemplado,
alienta nuestra fe con tu experiencia y otórganos
verdad de amor callado.
Oh, Cristo, poderoso hijo del Padre,
que fuiste por un hombre custodiado,
a ti la bendición te da tu Iglesia,
gozosa, por José glorificado. AMÉN
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